martes, 27 de abril de 2010

Sobre creencia vs. inocencia

Abusos dentro de la(s) iglesia(s) siempre ha habido. Lo que sucede, es que nada había sido tan conocido ni informado hasta estas últimas dos décadas.

Partiendo por los casos de abusos sexuales a menores y no tan menores dentro de la iglesia católica, todos sabemos que han existido desde casi el inicio de los tiempos (figurado), cuando “evangelizaban” en Sudamérica a los indígenas, abusaban de sus mujeres violándolas, de sus hombres esclavizándolos y de los niños, haciéndoles ambas.

Hoy en día, todo ha sido más escandaloso debido al famoso caso de los Legionarios de Cristo y su fundador, el míster Marcial Maciel, que tuvo hijos con fieles, siempre oculto bajo el manto de la iglesia católica y todo su poderío. Maciel, fue siempre defendido y de maneras bastante visibles por el Papa JP2, quien no se pronunció en estos hechos. Este Papa, (como todos los creyentes), condenó el uso de preservativos, y cualquier tipo de prevención contra ETSs y el SIDA que no fuera la abstinencia sexual. Sin embargo, (creo) que sí se enteró de los escandalosos abusos del fundador de los Legionarios, que sabemos siempre fue unos de sus discípulos favoritos.

No ha de extrañar entonces, que Chile no quede exento de esta polémica de curas abusadores y pederastas que hoy por hoy está sacudiendo al mundillo de los fieles católicos. En este país, hace algunos años se supo del cura Tato, que estuvo en prisión y luego se suicidó; ahora, nos desayunamos (personalmente por el impacto mediático), con el caso del cura Karadima, quien abusaba de su poder para aprovecharse sexualmente de seminaristas en su iglesia.

No hay portadas en los diarios chilenos sobre estos temas, no se habla mucho en TV, salvo en el programa Informe Especial de TVN, que expuso abiertamente el caso Karadima, y entrevistó a sus acusadores, hombres acosados psicológica y sexualmente en sus mejores años de juventud por este buen pastor, al que (comentan), todos amaban y seguían, pues sus prédicas eran fantásticamente maravillosas.

-Quiero además, decir que admiro profundamente la labor social que mantiene la iglesia, de ayudar a los desprotegidos de nuestro país, con fundaciones de ayuda a indigentes, drogadictos, niños con cáncer y sida. Lamentablemente, no puedo mencionar las palabras “ayuda desinteresada”, porque todos sabemos que no es correcto; no toda labor social es gratis, ya que siempre, (al menos a los niños), les inculcan esto de que existe un ser misericordioso que siempre te ayudará, y que si manda una enfermedad o algo por el estilo, se debe aceptar, porque “El” lo decidió así-.


No teman, no cubran sus oídos ni se extrañen pues, porque este tema de los sacerdotes aprovechadores de la inocencia ajena, seguirá en Sudamérica y Europa, tal como hasta hoy, destapando estos aberrantes casos de abuso de poder sobre niños de ayer y hoy, marcados bajo el sello de la cristiandad.

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